lunes, 15 de junio de 2009

RECUERDO




Esa mañana del once de junio, ¿te acuerdas?, un vecino tuyo me preguntaba

si yo era la sombra que solía acompañar a Caro, cuando tú no estabas.

Y era verdad. A veces lo paseábamos por la avenida del Cid o el Barrio de la Luz.

Bueno, nos paseaba él, a diez, quince o veinte metros por delante,

mientras marcaba su territorio en un seto o perseguía un culo,

o un par de huevos, él sabrá, a distancia de nosotros, meros espectadores.


A veces se perdía o se escondía detrás de una palmera o un castañar de la india

y nos costaba volver a encontrarlo, antes de que se metiera en esos líos

en los que no sabíamos si él entraba o era simple mirón de lo que provocaba.

Así era tu perro, un espectador de altercados que promovía sin querer.


Un día te contamos, Rosa y yo, que se nos había escapado,

huyendo, perseguido por esos dos gatos salvajes de la panadería del barrio.

Nunca he visto otro perro perseguido por gatos. Pero así era él.

Un chino, independiente, susurrando los mantras sin enterarse.


No hace mucho, ya lo sabes, los dos os habéis perdido,

espero que tras una palmera u otro seto de la Avenida del Cid.

Estoy seguro de que cuando menos lo esperéis o lo espere yo,

os encontraré, a él olisqueando un seto o una esquina y a ti sonriendo como acostumbras.

Y recordaremos a Cantinflas diciendo eso de Billy que te pones nervioso,

mientras Caro vuelve a irse diez, quince o veinte metros, para marcar el territorio.



NOTA: Un beso muy fuerte a Eli. Recuerda lo que os conté esta mañana que decía un programa de la 2 (esa cadena que no ve nadie), Redes, ... según los científicos tu tía está esperándonos en otro universo paralelo.

.

jueves, 11 de junio de 2009






Te fuiste con tanto dolor y tanta grandeza

que sólo a mi huérfano corazón le resta

esperar el momento que contigo tenga

esa conversación que tanto espera,

ese diálogo que una vida entera

no supo conquistar, como el océano

conquista, con paciencia, la tierra

en la que espera la orilla, huérfano,

en que reposa en silencio la arena.


.


Quisiera ser, en esta hora, la quilla,

la caracola o la sirena que despojada

de su alma primera en la orilla

espera el consuelo de una mano

que con ternura la sostenga.

.


Si en esta noche estrellada

una lágrima del lacrimal se enerva

y soltarse de la rienda quiere

que de la brida le retiene

prometo dejarla escapar libre, primera,

llanto eterno por una memoria viajera

que quiso llegar antes a una meta

en la que yo quiero volver a verla.


.