lunes, 20 de febrero de 2012

Texto examen semana pasada

En estos fastidiosos tiempos de crispación política, un consumidor normal de noticias, una persona que lee periódicos y oye y mira noticiarios, difícilmente puede enterarse de qué es lo que pasa en realidad con ciertos temas. Últimamente ha circulado por la prensa inglesa una interesante historia que tiene que ver con la manipulación mediática de la realidad; se trata de un apunte periférico que puede servir para ir calibrando la desinformación que nuestros políticos, a fuerza de declaraciones estentóreas, llevan meses implementando. Voy a la historia, que completaré después con una desasosegante noticia. Christian Bailey es un hombre misterioso de treinta años, graduado en Oxford, que dirige una oficina donde se proyectan "operaciones psicológicas" (psy-ops, de acuerdo con su juguetona abreviatura en inglés) situada a dos calles de la Casa Blanca, en Washington. La oficina de Bailey está en un edificio gris flanqueado por una tienda de licores y una agencia de viajes; se trata de un edificio normal donde se desarrollan proyectos no tan normales. Uno de ellos, por ejemplo, consiste en recopilar información y establecer los contactos necesarios para echar a andar negocios en Irak durante la era post-Sadam. Junto a este proyecto, que parece más bien una misión de relaciones públicas, se ha puesto en marcha de manera paralela una psy-op que consiste en lo siguiente: un equipo de gente enviado por el Lincoln Group -así se llama la oficina de Bailey- ha organizado un grupo de periodistas iraquíes, conocido como El club de prensa de Bagdad, que está dedicado a escribir artículos, reportajes y noticias que favorezcan la "labor" que los Estados Unidos, por medio de su ejército, hace en Irak. Una vez escritas estas "historias positivas"(positive stories, literalmente en inglés), se les va colocando en los doscientos periódicos que circulan en aquel país, a veces pagando cuarenta dólares por el espacio o, según la importancia del periódico, hasta dos mil. Por hacer esto y algunas otras cosas, todas ellas referentes a eso que el ejército estadounidense denomina "superioridad informativa" o "dominación de amplio espectro", el Pentágono ha firmado un contrato con la oficina de Bailey de entre cien y trescientos millones de dólares, según información que publicó el diario The Independent. Estas "historias positivas" de Bailey son una ficción que es presentada como un recuento noticioso de la realidad, justamente lo contrario de la desasosegante noticia que servirá de complemento, donde el recuento riguroso de la realidad parece una pieza de ficción: lejos del edificio gris donde despacha Bailey el misterioso, científicos militares del Pentágono han diseñado un implante electrónico que, una vez instalado en el cerebro de un tiburón, logra dirigirlo, controlarlo y monitorearlo para que ejecute misiones de espía. Sí, señor: un tiburón aparentemente normal que en realidad es un espía militar o, en el caso menos glamoroso, un torpedo viviente con las narices cargadas de explosivos. Estos tiburones pueden dirigirse a control remoto con un fascinante sistema que consiste en estimular, con un impulso eléctrico, la zona del cerebro que procesa los olores: cuando el estímulo, conocido como "esencia fantasma", se aplica en el lado derecho del centro olfativo, el tiburón vira a la derecha, y vira hacia la izquierda cuando se aplica en el lado izquierdo, y, según con qué intensidad se aplique, varían el ángulo y la velocidad con que dan la vuelta el espía o el torpedo. Hoy, a una persona normal, como dije al principio de estas líneas, le cuesta trabajo desbrozar de una noticia lo que es información real de lo que son intereses partidistas, personales y en general marrullería desinformativa, y es justamente aquí, frente al saldo de desinformación que tiene que purgar todos los días el ciudadano común, que los políticos y los medios de comunicación deberían replantearse esta crispación irresponsable, que empieza a conducirnos a esta situación paradójica: la de irnos desinformando en la medida en que nos informamos. 


Para resumir este texto, recordad lo comentado esta mañana, tenéis que sentiros receptores/espectadores "responsables y críticos". No podéis fiaros de los noticiarios ni periódicos (aunque conviene verlos y leerlos) ni de los profesores ni de nadie. Tenéis que crear vuestra propia opinión, hasta que  estéis seguros de su interpretación. Y ¿cómo está uno seguro de su interpretación? Una de las formas es haciéndose una cadena de preguntas: ¿por qué la crisis? ¿por qué el Gobierno lo soluciona con recortes? ¿por qué los sindicatos no quieren los recortes? ¿son egoístas los sindicatos? ¿son egoístas los que protestan? ¿por qué no quieren repartir lo que ganan los trabajadores? ¿por qué no quieren repartirlo los empresarios? ¿por qué no quieren repartirlo los banqueros? ¿a quiénes representa el Gobierno? ¿a quiénes representan los sindicatos? ¿con quiénes están los que se oponen al Gobierno? ¿a quién conoces, a alguien del Gobierno o a alguien que se opone? ¿cómo se han comportado contigo los que forman parte del Gobierno (si conoces alguno) o los que se oponen con las manifestaciones? ¿crees que tus compañeros son egoístas y no quieren repartir? ¿o crees que están convencidas de que las razones de la crisis son otras diferentes a las que dicen los medios de comunicación?, etc., etc.  Y así sucesivamente.


Cuando tengas todas las respuestas, créate tu opinión y opina. Mientras tanto, estudia e infórmate. NO TE DEJES MANIPULAR. El futuro está en tus manos y en el conocimiento que vayas aumentando con tu trabajo y estudio.


Salud@s


A.C.

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